July 7, 2016

EL LADO OSCURO DEL ROCK ARGENTO: DENUNCIAN ABUSOS SEXUALES

Publicado en Revista Madhouse el 7 de julio de 2016

“La mina más alta es como esta parrilla. Esta parrilla es más linda, y no hablo de belleza, sino del estado en el que estaban todos. Con la mujer que tengo, no voy a ir a Jujuy a encerrarme con un mamarracho… Ojo, no tengo diferenciación racial”.  Con esta declaración en los medios en julio de 2014, Juan Sebastián Gutiérrez, ex-vocalista de los Ratones Paranoicos, hizo su defensa pública tras ser imputado de abuso sexual agravado (considerado así por el número de participantes del supuesto delito cometido) de una joven de 26 años junto al resto de los integrantes de su banda solista de aquel momento. La denuncia había sido radicada por ésta en la Seccional 2ª de la ciudad de San Salvador de Jujuy, en la cual se estipulaba habría ocurrido tras el concierto que Juanse y su banda habían ofrecido en la madrugada del domingo anterior, lo que derivó en una acusación formal hacia su persona de parte de la fiscalía de turno, y que tomó intervención en el hecho.

¿ÁNGEL O DEMONIO? Según la denunciante, cuya identidad permanece reservada, ella se había aproximado a los músicos del grupo para pedirles un autógrafo cuando éstos abordaban una combi tras finalizar el show, y fue entonces que aparentemente la invitaron a subir al vehículo para compartir una bebida alcohólica, lo que la llevó a un desmayo y un consiguiente manoseo de los miembros de la banda, para terminar despertándose en un acceso de la zona sur de la ciudad jujeña con signos físicos que demostraban que había sido abusada físicamente. Juanse remató su explicación reconociendo que evidentemente había sido imputado por el episodio, agregando que “los que van a tener que pagar son los medios que no publicaron la noticia completa. Trataron de destruirme por el peor lado. ¡Obvio que fue una cama! No fue en Mónaco, fue en Jujuy, ¿entendés?” Desde allí no volvieron a circular novedades sobre el supuesto incidente, desafortunado desde el lado de donde se lo mire, y que para colmo quedó en medio de la mística conversión al cristianismo del cantante, ángel o demonio, pero que sí pudo haber dejado de manifiesto cierto tinte discriminatorio en su exposición sobre lo sucedido.


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JAURÍA DE ACUSACIONES. Casi dos años más tarde del Juanse-gate, en abril del corriente año, la magia de las redes sociales puso sobre el tapete una entrevista al ex vocalista de Attaque 77, Ciro Pertusi (hoy al frente de Jauría), realizada en 1997 para la edición local de la revista Los Inrockuptibles, en la cual se explayaba (de modo explícito, o desde un costado malinterpretado, según se ocupó de aclarar el cantante) respecto de sus preferencias sexuales sobre las niñas menores, más específicamente sobre las de siete años de edad (!), lo que logró una viralización instantánea en las mismas plataformas que la habían disparado. Pertusi usó la cuenta oficial en Facebook de su actual banda para referirse a lo “desafortunada” de la ocasión en que fue0 entrevistado, encabezando el comunicado declarando que en la nota “no transcribieron mis palabras tal cual y en su totalidad, de hecho ya di explicaciones en aquel entonces. Me siento muy dolido al enterarme que después de tantos años de conocerme, muchas personas no hayan dudado un instante en querer relacionarme con una tema de connotaciones tan delicadas y repudiables desde lo moral, legal y ante todo lo humano cuando he fundamentado en mis 48 años de vida que siempre mi motor artístico y personal fue luchar (y lo sigue siendo) contra todo tipo de injusticias y abusos”, comentó.

Indagado en aquella ocasión sobre la letra que había escrito para la canción “Páginas Pegadas” (que había formado parte de “Amén!”, el disco que Attaque 77 había editado dos años antes, en rigor la parte de la entrevista que en sí terminó levantando polvareda), Pertusi contestó que “esa canción tiene dos aspectos. Por un lado, hace referencia a la invasión sexual en la televisión, y por el otro dice que a tipos como yo les gustan las nenitas: me hago cargo, no tengo drama. Cuando me drogué dije que me drogaba, cuando no me drogué dije que no lo hacía. Uno no tiene por qué andar alardeando con esas cosas. Aunque quizá sí alardeo en este aspecto. Me hago cargo de mi gusto y de mi vicio. Me da un poco de bronca tener que andar cuidándome: te pueden meter en cana. Pero me di cuenta de que las chicas no tienen drama. No me junto con una chica y la fuerzo: cuando veo una que me gusta por la calle, la sigo con la bicicleta, le digo “¿Qué tal, cómo estás?”, me pongo a charlar. Si me da bola, bien, si se asusta, me voy a la mierda porque yo también me asusto… Es posible una relación entre un hombre grande y una nenita. Pasa que se creen que uno es un degenerado, piensan: ‘Este hijo de puta lo que quiere es agarrar y sentarse a la nena encima’. Yo no me engancho en esa, excepto si está todo claro y la nena viene y quiere hacerlo. Si lo quiere hacer y me vuelve loco con eso, lo va a lograr”… Quedará para el anecdotario, o en el anotador de las verdades más subliminalmente dichas, si las explicaciones de Pertusi apuntan a una sociedad que lo puede ver como un auténtico incomprendido, o si lo por demás explícito de buena parte de sus palabras dejan un final abierto.


EL OTRO APUNTADO. En mayo pasado Cristian Aldana fue denunciado ante la Justicia de Instrucción nacional por seis casos que envuelven a adolescentes, y que se suman a una demanda anterior iniciada dos semanas antes por otra chica. Todo comenzó cuando la UFEM (Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres) se percató de una serie de denuncias públicas en una página de Facebook, en las que se detallaba que “personal capacitado en violencia de género recibió el testimonio de seis mujeres, quienes relataron situaciones de abuso sexual que sufrieron de manera personal por parte de Aldana desde muy temprana edad y afirmaron que otras niñas habrían sido víctimas de hechos similares”. El líder de El Otro Yo (y ex candidato a diputado por el FPV), terminó siendo acusado de “abuso sexual agravado y corrupción de menores”, tras muchos de los hechos anunciados en el perfil ‘Víctimas de Cristian Aldana’ de la misma plataforma social.


Aldana no titubeó a la hora de desmentir las acusaciones, citando que “las mendacidades y falacias mencionadas no tienen asidero legal alguno”, y que jamás había cometido alguno de los “aberrantes actos” mencionados. Acto seguido, el último 20 de mayo, en una extraña suerte de provocación, y acompañado por su novia y un grupo de seguidores, apareció espontáneamente en una marcha convocada bajo el lema “Ya No Callamos Más”, que tuvo lugar en el Obelisco porteño y que había sido organizada repudiando los abusos sexuales en el rock local y denunciando los actos en que el músico mismo habría estado envuelto. La manifestación había sido organizada a través de las redes sociales luego de otras dos denuncias, la de la propia ex-novia de Aldana y una segunda acusación que dos chicas le realizaron a José Miguel Del Popolo, vocalista de la banda La Ola Que Quería Ser Chau, también señalado como abusador sexual (y para colmo Walas, frontman de Massacre, echó más leña al fuego de los escraches con esta declaración desafortunadísima en un show en Mendoza). Más tarde, en declaraciones al diario Clarín, Aldana señalaría que estaba a disposición de la Justicia, solicitando “que se investigue todo a fondo. Tengo una familia y hace más de 28 años que tengo una banda de rock. Pido que se me respete y no se me difame más”.


FINAL ABIERTO. Desde el lado no verificable de los hechos, a menos hasta que se demuestre lo contrario, la presunción de inocencia es tan válida como las denuncias en las que estuvieron basadas, las mismas que hasta el momento, en la mayoría de los casos citados, terminan proponiendo un final abierto. Desde la otra orilla, su probabilidad de certeza o su confirmación definitiva, indica una serie de reflexiones de las que ninguna sociedad medianamente sana debería privarse, invitando a una frase simple: eso no se hace.

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