Publicado en Revista Madhouse el 14 de noviembre de 2016
IAN HUNTER & THE RANT BAND en el O2 Shepherd’s Bush Empire, Londres, Inglaterra, 11/11/2016
“Espero que la hayan pasado bien, tan bien como yo”. Sonaba “Life”, la penúltima canción del show antes del gran final con “All The Young Dudes”, y es entonces cuando uno concluye que no puede (ni debe) existir una mejor estrofa para definir el cierre de una velada inolvidable de manos de una de las más grandes leyendas vivas de la historia del rock británico, y que ahora, casi dos horas después de que Ian Hunter y la Rant band tomaran por asalto el escenario, lograba responder todos los porqués posibles de semejante momento épico ante la audiencia allí presente.
Claro que para ser parte de semejante ceremonia uno antes tendrá que tomarse un bus desde su lugar actual de residencia circunstancial en Hemel Hempstead, algo más de 40 km. al norte de la capital británica y de aquellos lugares donde el auténtico sabor del folklore local fluye en todos y cada uno de los momentos. Luego, tras casi 120 minutos de viaje hasta la histórica estación central londinense de Victoria, habrá que tomarse un bus hasta el bureau de Hammersmith and Fulham, para finalmente aterrizar en el legendario Shepherd’s Bush del oeste de la ciudad y poder ver al mítico Ian Hunter a escasos tres metros de distancia en un show extremadamente íntimo.
QUE LOS NÚMEROS SE APIADEN DE NOSOTROS. Es que, a sus 77 años, Hunter -con sus clásicos, eternos lentes negros que jamás abandonará durante todo el concierto, chomba Penguin, zapatillas y pantalones ceñidos- ya sabe perfectamente lo que sus fans quieren y se siente feliz al dárselo en un show que mezcló canciones de su flamante disco de estudio “Fingers Crossed” lanzado en septiembre pasado (que incluye su anticipado homenaje a a David Bowie con la canción “Dandy”), otras de sus muchos trabajos en solitario y, claro, aquellos clásicos de la era dorada del glam junto a Mott The Hoople. Y es por eso que quizás no haya resultado sorpresivo que promediando la tercera cancion de la noche, tras lograr despegar a la audiencia de sus asientos con el rock’n’roll perfecto de “Once Bitten, Twice Shy” (la cual muchos tal vez recuerden mejor gracias a la versión que hace un par de décadas grabara Great White), Hunter decida descolgarse la guitarra acústica y sentarse al piano, para luego pasar buena parte del resto de la velada explotando lo mejor de su brillante catálogo.
CAZADORES Y DUQUES. Desde versiones de “Sweet Jane” de Velvet Underground, que originalmente abrió el insigne album “All The Young Dudes” de Mott de Hoople alla por 1972), las canciones del flamante “Fingers…” de Hunter con la Rant Band como la que titula al disco, “That’s When Trouble Starts”, el mencionado homenaje a Bowie con “Dandy”, “Bow Street Runners” o “Ghosts”, sin dejar de lado el infaltable tributo al grandioso Mick Ronson con “Michael Picasso”, o la clasiquisima “All The Way From Memphis”, otra de las perlas de Mott de 1972, la de aquella historia del músico cuya guitarra es despachada a Baltimore en vez de Memphis.
Y ahora sí, el grand finale con “All The Young Dudes” directo de la pluma de (otra vez) David Bowie, y sin la cual el derrotero de Hunter y su saga junto a Mott The Hoople a través de todos estos años tal vez no hubiera sido el mismo, pero tampoco hubiera evitado el florecimiento del enorme talento de uno de los más memorables compositores y artistas de su especie, el mismo que no parece haber perdido un ápice de su voz original, casi como si el tiempo no hubiera pasado. Todo mientras Hunter se permite extender las dos horas de show originales convocando a subir al escenario a Graham Parker (quien antes habíaa oficiado de telonero) para realizar a dúo apenas dos estrofas de “Goodnight Irene” de Leadbelly ante la ovación imparable de los que nos acercamos hasta el Shepherd’s Bush Empire para archivar en nuestro arcón de recuerdos una noche mágica, memorable, pero con los pies bien sobre la tierra.
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