Publicado en Revista Madhouse el 14 de agosto de 2016
TELEVISION - TEATRO VORTERIX, 13/8/16
A 10 minutos de que comience un show de Television uno no puede dejar de divagar mentalmente sobre qué es lo que sucedió con esta banda respecto a su impacto en el público local a través de los años desde que lanzaron su épico álbum “Marquee Moon” en 1977, y que eventualmente los llevó a ganarse su innegable estatus de “banda de culto”… ante la búsqueda de una respuesta, resulta de gran ayuda ver que el Vorterix está colmado, y casi en su totalidad, por una audiencia que se divide entre los verdaderos conocedores de la importancia del grupo desde entonces, los curiosos de rigor, y más que seguramente una masa de esnobs que se entremezclan con el resto y que le dieron play al disco en YouTube por primera vez en sus vidas mientras se emperifollaban para asistir al show, lo que haría suponer que -de no ser por su visita anterior al país hace 4 años- podría terminar convirtiendo al concierto en víctima de aquel síndrome del “yo estuve ahí”, con el de Iggy Pop en Obras del ’88 como ejemplo líder en el estilo.
Pase lo que pase, cualquier análisis posible se desvanece desde el momento que el cuarteto sale a escena casi a la hora señalada y, de la mano de “Prove It”, a pesar de cierta inestabilidad en el sonido (que mejoraría con el correr del reloj) adelanta deliberadamente lo que está por venir y que ahora, casi 40 años más tarde, se manifiesta como si el tiempo no hubiera pasado, brindando una clase magistral musical sin más interés que el de recordarnos por qué son quiénes son a esta altura de la vida. Cuatro décadas desde que el cantante y guitarrista Tom Verlaine y compañía inauguraron el CBGB de New York, en días en que el lugar aun desconocía en lo que iría a convertirse casi instantáneamente: el asilo para todas las bandas de new wave y punk que pululaban por Manhattan y sus alrededores. Y es entonces ahora, y bien lejos del Bowery neoyorquino, que el célebre y esquivo Verlaine, el bajista Fred Smith, el baterista Billy Ficca y el guitarrista Jimmy Rip (que reemplazó a al miembro original Richard Lloyd tras que éste se alejara del grupo luego del desbande de 1978, y actualmente es fiel residente de la ciudad de La Plata tras echar raíces en el país hace 6 años), plasmarán casi la totalidad de aquel disco insigne -al que algunos se refieren como un producto de la escena punk sin considerar su actual condición cuasi progresiva, o al menos de rock elaborado con un fantástico trabajo de guitarras- y sus grandes, grandísimas canciones. Y saciar una deuda que no pudo ser cumplimentada en su visita anterior de abril de 2013, cuando sólo sonaron tres de las pistas del álbum, y que en esta oportunidad sólo dejaría a una afuera, haciendo verdadera justicia.
La seguidilla de canciones de “Marquee Moon” que inauguró la noche continuó con “Elevation” (“¡son el mejor público de todos!”, soltó Verlaine al concluir) y “Venus”, ambas festejadas por grandes ovaciones de los solos del tándem Verlaine-Rip; el primero, a quien a esta altura del partido no le hace falta probar absolutamente nada, y a cuyo sonido de guitarra en cierta ocasión Patti Smith se refirió como “mil pájaros azules gritando” y el segundo, con sus doce pedales o más sobre las tablas, un sesionista impecable devoto del blues que antes de de colmar el hueco dejado por Lloyd dejó su huella en trabajos como músico o productor junto a Mick Jagger o Jerry Lee Lewis, entre tantos otros, y que eventualmente le aportó a Television un sonido fiel a su escuela. Ya para cuando llegó el turno de “Torn Curtain” (que hasta logró que el díscolo Verlaine esbozara una sonrisa conmovido por los coros del público) la banda sonaba aceitada y a punto para darle lugar a “1880 Or So”, que originalmente abría el tercer álbum del grupo (del mismo nombre) allá por 1992, y así salteándose por completo el disco “Adventure”, del cual esta vez no sonó nada.
El siguiente paso fue para la inédita “I’m Gonna Find You”, canción que originalmente había quedado fuera de “Marquee…” y cuyos aires de blues le vinieron a Rip al dedillo, para luego pasar a la aún inédita “Persia”, una travesía por las galaxias de 20 minutos con suficientes aires de improvisación, seguramente producto de las tempranas influencias de músicos como Ravel y Miles Davis que tanto marcaron a Verlaine en sus inicios como compositor, y quizás la más firme candidata a ese cuarto disco de la banda que el tosco líder viene posponiendo desde que el mundo es mundo.
El final de los 90 minutos de un show inolvidable llegó de la mano de la suave melodía de “Guiding Light”, para luego cederle el paso a la canción que dio título al disco más famoso de la historia del grupo y su descollante juego de guitarras entre Verlaine y Rip, todo mientras Smith y Ficca continuaban con el logrado arte de complementarse a la perfección. El bis final fue con “Friction”, cerrando una noche de lujo, y para la que todos, curiosos, conocedores y snobs de turno, exceptuando lo poco que no formó parte de aquel glorioso álbum que dominó el show (y que sigue sonando tan fresco y agradable como al momento de su edición), debería ser lo más parecido a habernos dejado absorber por un túnel del tiempo imaginario y volver a una de esas noches memorables del CBGB de 1977. Y entonces sí, proclamar orgullosa y vanidosamente eso de “nosotros estuvimos allí”.
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